martes, 14 de marzo de 2017

El Liderazgo como Función Directiva



El Liderazgo como Función Directiva


Autoras:
Román, María N.
romanmarianat@gmail.com
Serna, Beatriz E.
beatrizelena4@gmail.com
Velásquez V., Leida E.
Leidaesther23@gmail.com
Universidad Yacambú
Marzo de 2017



            Hablar de liderazgo en los centros educativos es indispensable, pues representa un factor determinante para su eficacia. En otras palabras, la calidad de los procesos y sus resultados, está condicionado a cómo se ejerce la función directiva.

            Alguien responsable de una buena gestión institucional, necesariamente debe ser un excelente líder, que asuma con compromiso el reto de un trabajo colectivo, bajo interacciones de confianza y apertura con el colectivo. Es quien toma decisiones y acciones para unificar esfuerzos en pro de alcanzar las metas, y alcanzar la misión de la organización educativa. Realmente no es tarea fácil, satisfacer infinitas necesidades de un entorno cambiante y adverso, mientras se guía a un grupo de personas con demandas, valores, tradiciones, creencias; hábitos, necesidades, normas, actitudes y conductas diferentes; requiere de un líder comprometido con el mejoramiento continuo de su persona y de los otros.

            Recientemente, hemos leído una analogía muy interesante, usada por Anderson (2010) y vale la pena compartirla… En la química, cuando se habla de un catalizador, se trata de un ingrediente clave que hace que los otros elementos del sistema se combinen, produciendo efectos que no son posibles sin su presencia. Similar situación ocurre con la influencia de un buen líder. Su presencia es crítica no solamente para iniciar y estimular un cambio en el sistema, sino también para sostener el cambio y sus efectos sobre el comportamiento y resultados del mismo.

            Es un modo de representar la influencia del liderazgo directivo en el éxito y mejoramiento institucional. Por lo tanto, vale la pena destacar aspectos que de acuerdo al autor antes mencionado, debe cubrir el líder de un centro educativo: 

  •     Identificar  y articular una visión ético - moral, así como los valores, creencias, y conductas ideales que deben valorizar.
  •     Fomentar la planificación orientada a metas que les acerquen a la visión y misión.
  •    Crear altas expectativas e implementar procesos de monitoreo y reflexión colectiva. 
  •     Potenciar capacidades y habilidades del personal.
  •     Mejorar continuamente las condiciones de trabajo. 
  •     Ser ejemplo, un modelo en actitud y comportamiento.
  •     Reflejar confianza y disposición para tomar riesgos.
  •     Reconocer esfuerzos y motivar a cada individuo o grupo.
  •    Rediseñar la organización para establecer condiciones de trabajo que le permitan al personal el mayor desarrollo de sus motivaciones y capacidades.     
  •   Fortalecer las relaciones con la familia y la comunidad, aprovechando el apoyo de agentes externos.
  •   Promover actividades colaborativas, cultivando el respeto y confianza mutuos.
  •   Monitorear y analizar los resultados, la toma de decisiones y solución de problemas.
  •   Coordinar adecuadamente los distintos procesos y prácticas de gestión, evaluándolas e incorporando mejoras.

            En sentido general, el líder debe mostrar la capacidad de influir y convertir las oportunidades  que el contexto le brinda, para que se favorezcan al talento humano que está bajo su dirección. Involucra ser una persona carismática y emprendedora, que aprende permanentemente, planifica, ejecuta y reflexiona críticamente sobre sus acciones y su efecto en el colectivo. En pocas palabras, ser asertivo al direccionar toda la organización hacia sus metas y el propósito de mejorar la calidad educativa.



Referencias

Anderson, S. (2010). Liderazgo directivo: Claves para una mejor escuela. Perspectivas. [En línea]. Disponible: http://www.scielo.cl/pdf/psicop/v9n2/art03.pdf[Consulta: 2017, Marzo 13].






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